Tal día como hoy 1 de abril, del año 2004, Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte en Twitter) recibía el XXIX Premio González-Ruano de Periodismo, por su artículo en El Semanal de El País Una ventana a la guerra.
Como corresponsal de guerra, había cubierto conflictos armados en Chipre, Líbano, Eritrea, el Sáhara, las Malvinas, El Salvador, Nicaragua, Chad, Libia, Sudán, Mozambique, Angola, el golfo Pérsico, Croacia, Bosnia…
La guerra de Eritrea de 1977 lo marcó especialmente. Anduvo desaparecido varios meses y consiguió sobrevivir gracias a sus amigos de la guerrilla.
Quiero contextualizar esta información sobre Pérez-Reverte ya que es de sobra conocidos por todos la prolífica y sobresaliente carrera como escritor, así como su puesto como Académico de la Real Academia Española en la Silla T desde el año 2003, pero a raíz de su presencia en las redes sociales, Pérez-Reverte es objetivo de multitud de críticas cuando trata temas de actualidad política. Muchos de quienes le critican suelen ser millenials que apenas conocen su labor como periodista, refiriéndose a él casi exclusivamente como escritor. Otros, que conocen su carrera profesional, también se sienten ofendidos ante sus comentarios dado que su ideario político ha desplazado cualquier tipo de autocrítica de sus mentes. El yihadismo entendido como gente que no tolera cualquier punto de vista u opinión que no esté acorde con la suya propia y que dedica todo tipo de insultos y difamaciones a quienes no agitan su bandera, la única bandera.
Nos podrán gustar más o menos sus comentarios cuando increpa a unos o a otros, pero es de justicia darle el reconocimiento que merecen unas opiniones que llevan una experiencia y un criterio que apenas un puñado de periodistas pueden acreditar en la actualidad.